Uno de los pasos importantes para equilibrar tu economía doméstica cuando te falta dinero es no pedir más deudas. Olvídate de la idea de que alguien te da dinero, porque es falso. El dinero tienes que ganarlo, bien sea a través del trabajo, de los premios (como Fabra, que siempre le tocaba la lotería) o montando un negocio, como emprendedor. Saca de tu mente y de tu vida, la idea de préstamos o créditos. Cuando usas un capital que no te perteneces lo que generas es deuda. Si ya estás endeudado, lo último que necesitas es seguir por ese camino.

Pero una cosa es decirlo, y otra hacerlo. Así que vamos a ver varios puntos que te pueden ayudar.

 

1. Recuento de tus deudas. Lo primero que tienes que hacer, es saber exactamente que debes, a quien se lo debes y cuando se lo vas a devolver. Esto es importante, porque necesitas ser consciente del marrón en el que te has metido, por voluntad o por circunstancias. Esto es necesario para que tomes la determinación de no volver a coger deuda, y para controlar las fechas de devolución.

2. No entres en páginas Web de créditos y préstamos. Nunca está de más ser precavido, si no entras no los contratarás. Además deberías limpiar tu navegador, porque tiene memoria de los sitios por los que has pasado y cuando entres en páginas normales te mostrará anuncios sobre diferentes préstamos.

3. Cambia la palabra crédito y préstamo por deuda. La forma en la que hablamos influye mucho en nuestro comportamiento. Así que deberías empezar a hablar con propiedad, lo que se piden son deudas. Si lo dices así y lo ves así, harás todo lo posible para no tener que pedir nada a un banco.

4. Paga en metálico. Tienes que quitarte el vicio de pagar con un pedazo de plástico. Ver los billetes y monedas que entregas te hará pensar dos veces en que te gastas el dinero.

5. Haz una balance de ingresos y gastos. Asegúrate que dan positivo. Si tienes más gastos que ingresos necesitarás buscar trabajo, u otra forma legal de adquirir ingresos.

6.  Elimina las tarjetas de crédito. Si quieres llegar hasta el final, coge unas tijeras y cortas las tarjetas. La deuda que tienes no quedará cancelada, pero te evitarás contraer nuevas deudas. De todas formas este es un gesto extremo que sólo deberías usar cuando estés seguro que no vas a necesitar un uso puntual de la tarjeta.