En ocasiones, tanto si eres estudiante o empleado, el gasto del coche a la hora de dirigirte a tu universidad o puesto de trabajo puede suponer un quebradero de cabeza. Puedes barajar la posibilidad de dirigirte a tu puesto en bus, tren u otro medio de transporte público, pero en ocasiones los horarios no coinciden bien, haciendo que o llegues muy justo o con demasiado tiempo de antelación, o simplemente por lo que te cuesta el transporte público ya casi, por las comodidades que ofrece y la libertar, te sigue viniendo mejor ir en tu propio vehículo.

Bien. Una vez decides que tu coche es tu medio de transporte habitual, puedes mirar las opciones que se te pueden plantear para ahorrar dinero. Piensa que el llevar el coche al trabajo, no solo es la gasolina, es el gasto de cambios de aceite, de ruedas, de seguro, de reparaciones, de peajes (en el caso que tengas que desplazarte por una autopista), de aparcamiento o alquiler de plaza de garaje (suponiendo que tu trabajo quede situado en el centro de una ciudad), etc… Si sopesas todos los gastos que te plantea desplazarte un coche propio, puede que nunca lo plantearas así, ves que sale bastante caro, por lo que tienes que encontrar la forma de reducir gastos para que tu nómina sea más productiva.

Una alternativa muy común y muy viable, es preguntarle a los compañeros de universidad o de trabajo, si esa gente tiene una ruta similar a la tuya. Si todas las personas implicadas en hacer el mismo trayecto tienen coche, es muy sencillo, una semana uno y otra semana otro, por lo que el ahorro está asegurado. Podéis que quedar en un sitio que quede de camino, ya sea gasolinera, aparcamiento de un supermercado o alguna explanada que sea fácil estacionar y no haya que pagar, y establecerlo como punto de encuentro habitual para salir.

El conflicto o problema puede surgir cuando uno tiene vehículo y la otra persona o personas no. En este caso lo normal es pagar entre los ocupantes el precio del viaje. Para tener en cuenta el precio de lo que gasta el vehículo tienen que tomarse en cuenta diversos factores, como los kilómetros que hay que desplazarse hasta llegar al trabajo, si el coche es diésel o gasolina, el consumo del modelo del vehículo y hacer un cálculo estimado de aceite y ruedas. Eso sería lo propio.

Otro dato a tener en cuenta es la confianza o relación que se tenga con la persona que va a compartir viaje al puesto de trabajo. No es lo mismo que sea un compañero de trabajo con el que tienes confianza y sabes que el pago de los gastos se va a llevar bien, que un semidesconocido que no sabes muy bien cómo se va a comportar a la hora de pagar o si va a ser puntual a la hora de quedar en el punto de encuentro. Tienes que fijar ciertas pautas de comportamiento que tienes que gestionar con las personas en cuestión para que luego no haya problemas, ni malos entendidos. Las cosas claras en las cantidades a abonar harán que se ahorren muchos problemas en el futuro.

Hacer cosas como esta hará que el gasto del transporte a la hora de ir al trabajo se minimice y los trayectos sean más amenos con gente con la que mantener una conversación. Por otro lado, te aconsejo que antes de decir ningún importe económico sopeses bien los gastos que tiene tu vehículo en la ruta estipulada. Es decir, mira:

  • Los kilómetros que haces desde que sales hasta que llegas.
  • El consumo de tu coche en un día normal de ruta hacia el trabajo.
  • Cada cuántos kilómetros cambias el aceite y cuánto te cobran en tu taller habitual.
  • El desgaste que pueden tener las ruedas.

Una vez hagas con calma todas las cuentas, puedes plantearle a tus acompañantes el precio de coste por persona en el trayecto. Lo que no puedes hacer es plantearles un precio y pasados unos meses tener que decirles que no es suficiente, eso llevará a problemas. Se trata de estipular un precio con el que no pierdas dinero, no de que hagas negocio por llevar a nadie.

Otra alternativa, que está muy de moda últimamente, es la utilización de aplicaciones en las que se ofertan vía online la ruta a seguir, el día y la hora. Y según esto habrá usuarios que se apunten o no a ese viaje según el precio que estipule el conductor. Puede ser una gran alternativa si nadie del tu trabajo o escuela comparte ruta, aunque puede ser un arma de doble filo viajar con desconocidos. No sabes quién te va a tocar, te puede tocar desde alguien muy guay o un pesado/a o una persona que no habla en absoluto, eso lo descubrirás en cada viaje. Pero realmente el fin es ahorrar, si tienes la mala suerte que te toca una persona un poco incordio, intenta llevarlo lo mejor posible.